24 de octubre. La FMA: una vida guiada e inspirada por María (Const.
1 y 4)
1.
Con María:
contemplamos la presencia y la acción de María en nuestra vida
En el origen de nuestro Instituto, dice el
artículo 1 de las Constituciones, se encuentra un maravilloso entretejido de
providenciales intervenciones, que ve involucrados, de manera particular, tres
protagonistas: el Espíritu Santo, María Auxiliadora y San Juan Bosco. El don de
Dios en favor de la juventud, en efecto, o sea la fundación de un nuevo
Instituto religioso totalmente dedicado a responder a sus aspiraciones más
profundas de salvación, llega a Mornese pasando a través de la doble mediación
de un padre y de una madre: por obra del Espíritu Santo, en efecto, somos Hijas
de Don Bosco y de María Auxiliadora. Madre Mazzarello estaba bien consciente y,
por tanto, invitaba a las hermanas a observar las Constituciones, insistiendo
sobre el hecho que las Constituciones «Nos
las ha dado Don Bosco y Don Bosco sabe lo que quiere de nosotras María Auxiliadora...»
(Maccono II, 135).
El artículo 4 retoma y explicita el tema
de la «intervención directa de María»,
definiéndola inspiradora, Maestra y Madre. En estos tres títulos atribuidos
a la Virgen, es posible ver resumido toda el acontecimiento espiritual-mariano
de Don Bosco y de Madre Mazzarello: ambos, efectivamente, desde la más tierna
edad, han experimentado de modo particularísimo la presencia y la guía de
María. Ambos están conscientes que a Ella le deben su inspiración y sus
intuiciones mejores en el campo educativo, y a su solicitud materna el éxito de
iniciativas pastorales inéditas, que los han forzado a superar innumerables
obstáculos y dificultades. Esta fuerte experiencia con María deja una señal
totalmente profunda en la persona de los fundadores, hasta tal punto de
distinguir de modo singular la elaboración de su sistema educativo, que está
basado propiamente en la experiencia y en la práctica del amor preventivo. Don
Bosco mismo estaba consciente, afirma Sor Piera Ruffinato: «solo con la ayuda
de María, quien ha consagrado su vida a los jóvenes podrá vivir plenamente el
método preventivo, superando todas las dificultades relacionales que puedan
surgir» (Filialità, 358).
2.
Como María:
aprendemos a actuar como Ella
En el dar una respuesta operativa a la
solicitud de María que le pedía de ocuparse «también de las chicas», Don Bosco
ha sabido tomar al vuelo la ocasión para expresar de modo irrevocable la propia
gratitud hacia su más grande bienhechora. Su proyecto ha sido grandioso,
verdaderamente enamorado de María: las FMA, en efecto, no deben solo hacer por
las chicas aquello que los SDB hacen por los chicos, sino que ellas deben,
además, ser el «“monumento vivo” de su gratitud
a la Auxiliadora… su “gracias” prolongado en el tiempo». Este deseo del Fundador, pone a cada una de nosotras en una
posición particular entre Don Bosco y María Auxiliadora. Don Bosco, de hecho,
espera de cada una que, a través de toda su persona, mediante cada pequeño acto
cotidiano, la Virgen pueda ver demostrado, con los hechos, ¡la gratitud y el
afecto que él le tiene a Ella!
Concretamente, según el plan de Don Bosco,
se trata de hacer viva y visible en el mundo, dándole manos, pies y voz, la
solicitud materna de María que abraza ciertamente a todos los hijos e hijas de
Dios, pero, de modo particular a los jóvenes y a las jóvenes. Para esto,
estamos invitadas a ponernos, con auténtica disponibilidad de mente y de
corazón, en la escuela de María, bucando hacer nuestra «su actitud de fe, de esperanza, de caridad y de perfecta unión con
Cristo, y de abrinos a la humildad gozosa del “Magníficat” para ser, como Ella,
“auxiliadoras”, sobre todo entre las jóvenes».
Ejercicio Espiritual:
1.
Reservo
un poco de tiempo para un coloquio corazón a corazón con María, en el cual le
pediré la gracia de reconocer en mi histoira y en mi presente su acción y su
presencia de inspiradora, de Maestra y de Madre. Confío a Ella, explícitamente,
a las personas que encuentro, las iniciativas, las alegrías, las
dificultades...
2. ¿Con cuál de las actitudes sugeridas en el
artículo 4 me reconozco más débil (fe, esperanza, caridad, perfecta unión con
Cristo, humildad gozosa)? Pido al Espírito Santo y a María Auxiliadora la
gracia de reconocer los obstáculos que hay en mí (heridas, miedos, malos
hábitos, convicciones no evangélicas) y de identificar el modo más eficaz y
concreto para ¡reforzarme en eso!
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