Novena a María Auxiliadora 2017
Nos preparamos a la
Fiesta
de María Auxiliadora
Interiorizando la
experiencia mariana de
Madre Laura Meozzi, Sor
María Romero y Sor Nancy Pereira
Presentación
La
propuesta para la novena de preparación a la fiesta de María Auxiliadora 2017
está sacada de la riqueza del Seminario Mariano que se tuvo en Roma del 23 al
28 de setiembre de 2013 con el tema: Filialidad.
Categoría que interpela la identidad mariana de la FMA.
El
Seminario mariano se inició con la escucha de la experiencia de testimonios de filialidad mariana. En
aquella ocasión se presentaron tres FMA que han cultivado una especial relación
con María; han intuido, encarnado, realizado en su vida y en su obra educativa,
en contextos y épocas diferentes, el ideal de educadoras moldeadas por María
Auxiliadora: Madre Laura Meozzi, Sor María Romero y Sor Nancy Pereira.
Ponerse
tras las huellas de testimonios de filialidad y orar a partir de su experiencia
mariana puede iluminar y ser fuente de inspiración para vivir con gratitud
nuestra identidad de Hijas de María Auxiliadora.
La
novena está estructurada en 3 triduos. En
cada triduo nos dejaremos guiar por la experiencia mariana de una de las tres
figuras FMA. Para cada triduo viene propuesto:
- Una cita bíblica y un aspecto mariano
característico de las FMA presentada
- La meditación
de la vivencia mariana de la figura FMA y la invitación que brota
desde dicha vivencia
- Una práctica concreta
- Una oración de confianza a María para
toda la novena
- Para quien desea conocer más la figura y
lo vivido por las tres FMA: sobre Madre Laura Meozzi y Sor María Romero
puede ser interesante la página sobre la santidad que aparece en el sitio
del Instituto (presentación biográfica y otros subsidios); para sor Nancy
Pereira va en anexo una breve presentación biográfica.
¡Santa novena y santa fiesta de María
Auxiliadora!
Primer triduo: Madre Laura Meozzi (1873-1951)
Descubrirse “hijas de María” y compartir
su maternidad
«Heme aquí, soy la sierva del Señor» (Lc 1,38)
La experiencia mariana de madre Laura Meozzi:
La filialidad se entrelaza en la alegría con la belleza de la
maternidad
El
vínculo de madre Laura Meozzi con la Virgen era vivido en la sencillez del
cotidiano, sin ostentación o aspectos extraordinarios, pero incidía fuertemente
en la vida de las hermanas, de las educandas y de las personas que frecuentaban
las comunidades en las cuales ella vivió.
La
devoción mariana, así como la vivía e infundía en las hermanas, implica la
conciencia y el modo de ser y de actuar de la FMA: una persona abierta a Dios,
al mundo, a los jóvenes, al contexto. Se trata de un modo de ser y de actuar
marcado por la caridad educativa. En un coloquio con un salesiano, casi
resumiendo su vida, madre Laura ha confesado: «Me esfuerzo por vigilar sobre mí
de modo de poder merecer que la Santísima María Auxiliadora esté siempre cerca
de mí, como deseaba nuestro Fundador. Esta vigilancia es diligente y continua
y, al mismo tiempo, gozosa y suave [...] Yo no tengo otro deseo más que este:
que María Auxiliadora esté siempre presente en medio de nosotras, pero no
triste, sino serena y contenta de sus hijas».
Madre
Laura está consciente de ser una hija cariñosa y que confía en María, y por
esto María es su tiernísima Madre. Sabe que ser hija de María quiere decir
imitar sus virtudes y tener un corazón de madre. Desde su sentirse
profundamente “hija” de María
Auxiliadora, brota su ser profundamente “Madre”.
Lo afirma de modo muy concreto en una de las cartas a las hermanas donde
expresa el deseo de festejar con ellas la Navidad: «Creo que sería algo que nos
gustaría a todas, y especialmente a aquellas que por el tiempo no se han podido
acercar a mí y confiar sus alegrías y sus penas al corazón de una madre, que
ama cada hija y por tanto comprende perfectamente sus necesidades [...] Yo
estaré con cada una de vosotras con el pensamiento y el corazón, y de modo
particular con aquella que necesita más afecto de madre».
Ella
era, verdaderamente, madre para todos. Su característica era la bondad materna.
Hacer felices a los otros era su felicidad. El dolor de cada una era su dolor,
profundamente sentido en su corazón sensibilísimo.
La
actitud mariana de Madre Laura al darse totalmente a sí misma para el bien de los
demás era percibida y apreciada en la misión educativa. Deseaba que también las
alumnas crecieran en el amor a María. En primera persona se tomaba el cuidado
de los niños con la misma ternura de la Virgen. Por esto, los testimonios
podían afirmar con alegría: «Donde estaba
la Madre, había amor en abundancia».
Concluimos
con el mensaje de madre Laura Meozzi que delinea su fisonomía mariana y debería
delinear la fisonomía de toda educadora: «Es necesario honrar a María, amarla
como jamás la hemos amado, es necesario poner fuego en nuestro corazón para
encender también el de los demás, trabajar con celo y ardor por la salvación de
las almas. Si las almas no las tenemos en el corazón y no trabajamos por su
salvación, no seremos jamás Hijas de María Auxiliadora. ¡Ánimo, pues! [...]
Cada una haga lo posible por salvar almas, por hacerse buena, por amar a
María».
Con Madre Laura Meozzi estamos invitadas…
… a renovar nuestra filialidad mariana y compartir
la maternidad espiritual de María. María de Nazaret, elegida para ser madre de
Dios y del Redentor, es la hija predilecta del Padre y el templo del Espíritu
Santo (LG 53-54). La respuesta de María al anuncio del ángel: «He aquí la
sierva del Señor» (Lc 1,38), demuestra su actitud filial y la aceptación de su
maternidad que se cumplirá plenamente bajo la Cruz: «Mujer he aquí a tu hijo».
Con María de Nazaret y tras las huellas de madre Laura Meozzi, todas nosotras
estamos llamadas a descubrirnos “hijas” de María y a entrar en una maternidad
de gracia, en una rica fecundidad espiritual y, así, colaborar con Dios en su
proyecto de salvación.
Práctica concreta:
«Nosotras sentimos a María presente en
nuestra vida y nos confiamos totalmente a Ella» (Const. FMA, art. 4).
- Reconsidero
mi relación con María: ¿Me siento su hija? ¿Cómo
vivo el don-tarea de compartir la maternidad espiritual de María en la
misión educativa?
- Agradezco
a María porque me acompaña con su afecto materno y
misericordioso.
Oración
«Dios
te salve María, gracias por tu ayuda y socorro. Yo confío en Ti, oh Madre mía,
y siempre confiaré porque Tú eres la Madre mía y la Madre de Dios. Salva mi
alma y dame, si así es la voluntad de Dios, la salud»
(Oración
compuesta por la misma Madre Laura Meozzi)
Segundo triduo: Sor María Romero (1902-1977)
Con María vivir la
fantasía de la caridad
“María se levantó y se fue de prisa hacia la región
montañosa, a una ciudad de Judea. Entrando a la casa de Zacarías saludó a
Isabel” (Lc 1,39)
“Todo por medio de María, Madre de Jesús y Madre mía”:
La fantasía de la caridad
La
Virgen es para Sor María Romero como un molde y un molde divino: ponerse en él
es dejarse transformar, implica «recibir los lineamientos de Cristo verdadero
Dios». Sabía abandonarse en la Madre como «el Dios Niño en su seno materno», vivir
y caminar con María y en María, motivada por una idea concreta: transformarse
en Ella. Del amor filial a María, brotaba aquella «fantasía de la caridad» que
caracterizó la vida de Sor María Romero. La relación con la «Mamacita María» – como la llamaba afectuosamente
– la sostiene para seguir adelante, con atenta atención y ardiente caridad,
colaborando en difundir el Reino de Dios, ocupándose de los más pobres, como
hizo María poniéndose en camino para visitar a su prima Isabel.
Sor
María supo traducir el amor educativo, especialmente hacia los jóvenes y las
jóvenes, en una obra que, surgida de su fe granítica en el Señor y en la
asistencia de su Reina, fue marcada por la creatividad y por muchas
dificultades. El mismo Juan Pablo II, en la homilía de la beatificación en 2002,
recordó el movimiento de la obra misionera de Sor María Romero: el amor
apasionado por Dios y la confianza en el auxilio de la Virgen. Resultado: una
mujer ejemplar, apostólica, madre de los pobres que, sin excluir a ninguno,
hizo de los más necesitados sus predilectos.
Escribe
en una súplica al Señor aquello que ella quería hacer ininterrumpidamente:
«Enjugar las lágrimas que encuentre. Endulzar todas las amarguras y sinsabores.
Suavizar todas las asperezas. Echar un poco de bálsamo en todas las heridas […].
Sonreír a todos los tristes y angustiados. Dar la serenidad a todos los
corazones distanciados [...]. Dar siquiera un pedazo de pan a todos los
hambrientos. Un vaso de agua a todos los sedientos. Un retazo de lienzo a todos
los desnudos. Un albergue en mi alma siquiera, a todos los peregrinos. Haz,
Dios mío, que pueda dar un rayo de luz a todos los que andan en tinieblas.
Encaminar hacia el bien a todos los que andan extraviados. Dar la mano a todos
los que están a punto de caer y levantar con delicadeza a todos los caídos…».
En
su intenso apostolado una certeza la acompañaba: «La Virgen se encarga de
todo». Su vida, durante todos los años de generosa dedicación a los otros, se
desarrolló entre la oración, la alegría solidaria y la relación con María
auxilio en los tiempos difíciles, modelo para llegar a la santidad deseada.
Después de haber hablado de las gracias recibidas de María al concebir y actuar
las obras sociales, Sor María Romero cierra su relación escribiendo: «Por eso
es imposible dejar de decir y repetir nuevamente emocionadas al fin de nuestra
relación con nuestro Padre y Fundador: “¡Ah, cuán buena es María
Auxiliadora!... ¡Todo lo ha hecho Ella!”».
Con Sor María Romero estamos invitadas…
… a mirar a María de Nazaret en el misterio de la Visitación
para hacerse como Ella, mujer de caridad, misionera y maestra de solidaridad
para todos, poniéndose en camino con gran amor y valentía. En el episodio de la
Visitación María es la primera misionera de Cristo, portadora de paz, de
alegría y esperanza. La Visitación constituye el primer destello de la alegría
mesiánica llevado por Jesús en su Madre María. Aquella misma alegría que será
llevada por el Evangelio predicado y testimoniado por tantos otros misioneros y
misioneras en el nombre de Jesús y bajo el ejemplo de María. ¡Así lo testimonió
Sor María Romero!
Práctica concreta:
«En la Virgen Inmaculada Auxiliadora
contemplaremos la plenitud de la donación a Dios y al prójimo» (Const. FMA, art. 44).
- En el momento del Magníficat agradezco a Dios por todo lo que
Él ha hecho en la vida de nuestros Fundadores, en la vida de Sor María
Romero y de tantas FMA que nos han precedido, y por todo lo que continúa
cumpliendo en nuestra vida.
- Renuevo
mi deseo de vivir, con María, la fantasía de la caridad educativa,
testimoniando el amor preventivo de Dios.
Oración
«Pon
tu mano, Madre mía, ponla antes que la mía»
(Oración
de Sor María Romero)
Tercer triduo: Sor Nancy Pereira (1923-2010)
Con María, redescubrir la dignidad de la familia
«Estaba la madre de Jesús… Se les terminó el vino…
¡Haced lo que Él os diga!» (Jn 2,1)
Auxilio de las familias con el Auxilio de María Auxiliadora
«Mi
vocación es servir a los pobres». El lema de Sor Nancy expresa claramente el
objetivo por el cual abrazó la vida religiosa salesiana: aquel de elevar a sus
compatriotas a la dignidad de los hijos de Dios, especialmente a los más
pobres, a las mujeres, a las familias. En esta misión de acercarse a los pobres
y a los necesitados, Sor Nancy siempre buscó transmitir su profunda devoción y
afecto a María, de un modo particular a las mujeres.
Como
el Fundador Don Bosco, Sor Nancy iniciaba cualquier proyecto confiando en el
auxilio de María: cuando dio inicio al Women’s
Welfare Centre (Centro para el bienestar de la mujer), puso en el centro la
estatua de la Virgen María, y después comenzó la lección para la confección de
encaje. Cuando fue animadora de comunidad en Pallikonda, adquirió el terreno
del Gobierno para construir algunas casas para la pobre gente. Allá puso una
estatua de María Auxiliadora y confió a estas personas a su cuidado materno.
Apenas fue construido el edifico del FIDES, puso una estatua de María con un
escrito que invitaba a las personas a recurrir a la Virgen. Ha querido que el
personal de FIDES se consagrara a la Virgen: «No
basta, decía, que nosotros invoquemos a María como nuestra Madre en el momento
de la dificultad, debemos amarla, ser humildes y vivir como Ella. Como el Sol
da la luz al mundo, así María, nuestra Madre, da luz a nosotros que estamos en
las tinieblas, mostrándonos y entregándonos a Jesús». Cuando las hermanas
buscaban un nuevo pueblo para ampliar su presencia y su actividad apostólica,
ella respondía siempre: «Si María quiere, iremos allá».
Como
Hija de María Auxiliadora, Sor Nancy comprende cuál era su rol en todas estas
actividades: ser las manos visibles de María para las miles de mujeres
sufrientes y abandonadas, para los jóvenes, niños y hombres.
Pupila
de sus ojos eran las familias y sobre todo las mujeres. Con la ayuda de María,
Sor Nancy logró hacer resplandecer de luz el rostro de tantas mujeres, borrando
de sus mentes la idea de poner fin a la propia vida en momentos de
desesperación, colmando su corazón de esperanza viva y de gozoso entusiasmo. Sabía
motivar para seguir la vida con valentía, afrontando los desafíos con gran
confianza en la Virgen, que caminaba con ellas y las guiaba sobre el camino
recto hacia el Señor.
Su
vida siempre fue austera y orante, cultivando en sí y en los demás el espíritu
de verdadera alegría que, como María, la hizo madre de los pobres. Por esto un hindú,
que la admiraba y la había ayudado mucho en la obra para el desarrollo social,
afirmó de ella: «Sor Nancy es una réplica de la Virgen».
Con Sor Nancy Pereira estamos invitadas…
… a mirar a María de Nazaret en las bodas de Caná
en Galilea, en la casa de una joven pareja, encontramos la presencia atenta y
misericordiosa de María: «Se les acabó el vino». María advierte con la
sensibilidad de mujer y de Madre la falta del vino que habría avergonzado a los
esposos y molestado a los comensales, se preocupa e intercede con el poder del
amor para que Jesús intervenga. Con el ejemplo de Sor Nancy, estamos llamadas a
aprender de María de Nazaret a ser madres vigilantes, misericordiosas y
atentas, para advertir cuando llega a faltar el “vino del amor” en la fiesta de
la vida. Todas estamos llamadas a orientar, con María, a Jesús, a quienesquiera
el Señor nos confíe, sobre todo a los jóvenes, a los pobres, a las familias: «¡Haced lo que Él os diga!». Jesús es el
único capaz de transformar el agua de nuestra vida en vino precioso. Solamente
Él puede llenar siempre de nuevo las ánforas de nuestra vida con la fuente de
su amor misericordioso. Sor Nancy, según la palabra de Jesús dirigida a los
sirvientes de las Bodas de Caná: “Llenad las tinajas de vino”, llenó la vida de
los pobres a través de la educación integral y del desarrollo económico.
Práctica
concreta:
«Nos esforzamos por hacer nuestra su actitud
de fe, de esperanza, de caridad, de perfecta unión con Cristo, y por abrirnos a
la humildad gozosa del «Magníficat» para ser, como Ella, “auxiliadoras”, sobre
todo entre las jóvenes» (Const. FMA,
art. 4).
- ¿Vivo conscientemente mi ser
“auxiliadora” con la Auxiliadora?
- En estos tres últimos días de la novena agradezco a Dios por mi familia,
por la familia de mis hermanas, por la familia de nuestros jóvenes, por el
espíritu de familia que nos comprometemos a vivir en comunidad.
- Rezo
por las familias que están en problemas y viven
momentos de grandes sufrimientos.
Oración
«Gracias,
María, Madre nuestra ¡Tú has hecho todo!».
(Oración
de agradecimiento predilecta de Sor Nancy).
Acto de confianza a María
Novena María Auxiliadora 2017
Confiémonos con corazón
filial a María nuestro auxilio
a fin que nos confirme en
nuestra vocación y misión salesiana.
Guía: María, tú que en el anuncio del ángel
te has hecho disponible
para convertirte en la Madre del Salvador
Todas: mira con corazón materno
y misericordioso a la Iglesia,
al Papa Francisco, a los
obispos, a los sacerdotes, a los religiosos
y a todos los miembros de
la Familia Salesiana.
Que todos puedan
descubrirse como tus hijos e hijas
y compartir tu
maternidad, en una rica fecundidad espiritual.
Guía:
María, tú que en el misterio de la Visitación
te
has hecho anunciadora de salvación, la primera misionera de Cristo,
Todas: enséñanos a ser como tú,
misioneras de paz, esperanza y alegría,
situándonos en las calles
del mundo con gran amor y valentía
para vivir la fantasía de
la caridad y hacer brotar la vida allá donde impera la muerte.
Haznos fieles a nuestra
misión de ser portadoras de Cristo a los jóvenes
y signo de la presencia
de Dios en el mundo.
Enséñanos a cantar con
alegría y gratitud
nuestro Magníficat al
Señor.
Guía:
María, tú que en las Bodas de Caná
te
has revelado como madre atenta y misericordiosa,
orientado
a todos a Cristo tu Hijo,
Todas: ayúdanos a vivir en
fidelidad nuestra vocación salesiana
para ser como tú,
auxiliadoras entre las jóvenes, especialmente las más pobres.
Mira con bondad e
intercede ante Dios por los jóvenes,
por las familias, por
cuantos sufren y no se sienten amados.
No dejes que falte jamás
el vino del amor en la vida de las familias,
en el Instituto, en la
Iglesia, en el mundo.
Haznos sentir, todavía
hoy, tu invitación: «Haced lo que Él os diga»,
para que todos podamos
encontrar el camino que lleva a Jesús,
el único que puede
transformar el agua de nuestra vida en vino bueno.
¡Amén!”
Anexo: indicaciones bibliográficas para la
profundización
- Para la profundización de madre Laura
Meozzi
Anna Światek, Madre Laura Meozzi testimone di
filialità mariana, in M. Farina
– R. Siboldi – M. T. Spiga (Edd.), Filialità. Percorsi di
riflessione e di ricerca, Città del Vaticano, LEV, 2014, 59-80.
Breve perfil biográfico y otros
subsidios y bibliografía, en el sitio del Instituto, enlace:
- Para la profundización de Sor María
Romero
Mauricio Viquez Lizano, Suor María
Romero, testimone di filialità mariana, in M. Farina – R. Siboldi
– M. T. Spiga (Edd.), Filialità.
Percorsi di riflessione e di ricerca, Città del Vaticano, LEV, 2014, 81-92.
Breve perfil biográfico y otros
subsidios y bibliografía, en el sitio del Instituto, enlace:
- Para la profundización de Sor Nancy
Pereira
Giusy Pedà, Il coraggio
della dignità: Sr. Nancy Pererira, San Paolo, Milano, 2004.
Theresa Thomas, My vocation is
to serve the poor. A biography of Sister Nancy Pereira FMA, Kristu Jyothi
Publications, Bangalore, 2011.
Margaret Mathai, Suor Nancy
Pererira (1923-2010). Aiuto dei Poveri con l’aiuto di María Ausiliatrice,
in M. Farina – R. Siboldi – M. T. Spiga (Edd.), Filialità. Percorsi di riflessione e di
ricerca, Città del Vaticano, LEV, 2014, 93-123.
Breve perfil biográfico:
Sor Nancy Pereira, una mujer en las fronteras de la
solidaridad
Sor
Nancy Pereira nació en Pudukkuruchy, en el estado indiano del Kerala, el 14 de agosto
de 1923, e hizo su primera profesión el 6 de enero de 1945.
Sor
Nancy ha sido definida la «banquera de los pobres», y el Papa Wojtyła “empresaria
de los pobres”. Ella “estaba plenamente convencida que su vocación era aquella
de estar con los pobres y dedicarse a servirlos. Amaba a todos y buscaba ayudar
a las personas a hacerse conscientes de sus derechos y deberes, para vivir la
propia dignidad de hijos de Dios. Y hacía esto con alegría, implicando a tantas
personas en sus proyectos de bien. Desprendida de sí misma, vivía pobre para
enriquecer a los indigentes”.
En
la lógica del proverbio «si das un pez al pobre comerá un día, si le enseñas a
pescar comerá una vida», Sor Nancy entretejió, desde los años ’70, un programa
de recuperación social y de emancipación cultural que, desde 1993, se llamó
FIDES (Family Integral Development and
Education Scheme). Se trata de un ente moral, destinado al desarrollo de
las familias de los pueblos y de los suburbios de Bangalore y de la apertura
del “Fondo de los pobres” modelado sobre el esquema de los microcréditos del
Grameen Bank de Bangladesh. Este programa integrado de educación familiar ha
favorecido el rescate de miles de familias y de pueblos enteros de la miseria y
de la degradación ética y social.
Con
su creativa solidaridad fundó también numerosos grupos para la promoción de la
mujer SHG (Self Help Group) y elaboró
varios programas de desarrollo: IGP (Incombe
Generating Programme) para que los pobres pudieran vivir una existencia
digna llegando a la autonomía económica y redescubriendo su dignidad.
El
secreto de esta intensa vida apostólica es la oración. Decía Sor Nancy: «He
aprendido a buscar la solución de los problemas orando». «El
camino exacto que me ha indicado Dios en la oración». Aquí también se explica
el rosario que tenía a mano.
Durante
su vida, sor Nancy fue objeto de cinco reconocimientos internacionales por su
servicio a los pobres.
Sor
Nancy murió el 14 de julio de 2010 en su comunidad de (India), a los 86 años de
edad.
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