6. Enséñanos a vivir como tú
«Madre y
modelo de la Iglesia, enséñanos a vivir
como tú
la
caridad paciente, la humildad gozosa, la pureza de corazón,
para que podamos ser
signos de tu presencia en el mundo».
En una pequeña capilla de la ciudad
de Lodz en Polonia, la joven artista Aleksandra
Adamczuk ha realizado un cuadro mural que nos puede ayudar a profundizar la
comprensión de esta estrofa de nuestro acto de confianza. La pintura representa
el encuentro entre María e Isabel : las
dos mujeres se sonríen y se aprietan las manos. La originalidad del cuadro está
en el hecho que el sagrario de la capilla está colocado en correspondencia o
enlace con el vientre de María. La artista subraya esta coincidencia señalando
el encuentro entre las dos mujeres en medio de un campo de trigo.
María es una sola cosa con Jesús y
este es propiamente su secreto. La presencia de Jesús-Niño en el vientre de la
Virgen se prolonga después del nacimiento, con la presencia en Ella del
Espíritu, de su capacidad de acoger y custodiar toda palabra y todo gesto del
Hijo y, después de la Pascua, de su participación a las primeras Eucaristías
celebradas por los apóstoles.
La caridad paciente, la humildad
gozosa y la pureza de corazón de María, no son mérito de su esfuerzo personal,
sino fruto de su comunión íntima e indisoluble con Jesús: su amor por nosotros
es participación al infinito amor de Jesús por nosotros, su humildad es conformación
a la humildad de Jesús, su pureza es la irradiación de la presencia de Dios en
ella, una presencia que la invade y la posee. Por esto María es también llena
de gozo hasta desbordar: Ella es la Casa del Dios-con-nosotros! Ser la Casa de
Dios entre los hombres: He aquí lo que espera Dios de su Iglesia y de cada una
de nosotras! Ser en el mundo la presencia viva de María es también lo que don
Bosco deseaba de las Hijas de María Auxiliadora. Don Rua, precisando este deseo
del Fundador, amaba repetir: «Ustedes deben llegar a ser su imagen. Ella
Auxiliadora del pueblo cristiano; ustedes, sus Hijas, prepárense a hacerse
auxiliadoras de las almas en camino hacia el Paraíso».
La misma María nos indica el camino:
hacer de Jesús Eucaristía el centro y el todo de nuestra vida, aprender de El,
propio como ha hecho Ella, la caridad paciente, la humildad gozosa y la pureza
de corazón. El mismo Jesús lo ha prometido, cuando ha dicho a los suyos: “Quien
me come, vivirá por mi” (Jn 6,57). Como religiosas tenemos la suerte de
podernos alimentar cada día en la mesa de su cuerpo y de su palabra. Este
privilegio, muchas veces, peligra de hacerse fácilmente un hábito. El artículo
40 de las Constituciones nos invita claramente a participar con fe y amor a la
Eucaristía cotidiana y a recordar que sólo de Jesús Eucaristía podemos aprender
el secreto de un auténtico encuentro con el prójimo. Cojamos el tiempo, en esta
jornada, para verificar nuestro modo de participar en la Eucaristía y de renovar
nuestra fe y abandono en El.
“Tengan fe en Jesús Sacramentado y
en María Auxiliadora y verán –nos asegura don Bosco-- lo que son los milagros”.
Nessun commento:
Posta un commento