mercoledì 23 marzo 2016

Affidamento 6. Enséñanos a vivir como tú (spagnolo)

6. Enséñanos a vivir como tú


«Madre y modelo de la Iglesia, enséñanos a vivir como tú
    la caridad paciente, la humildad gozosa, la pureza de corazón,
         para que podamos ser signos de tu presencia en el mundo».

En una pequeña capilla de la ciudad de   Lodz en Polonia, la joven artista Aleksandra Adamczuk ha realizado un cuadro mural que nos puede ayudar a profundizar la comprensión de esta estrofa de nuestro acto de confianza. La pintura representa el encuentro entre María  e Isabel : las dos mujeres se sonríen y se aprietan las manos. La originalidad del cuadro está en el hecho que el sagrario de la capilla está colocado en correspondencia o enlace con el vientre de María. La artista subraya esta coincidencia señalando el encuentro entre las dos mujeres en medio de un campo de trigo.
María es Madre y modelo de la Iglesia porque lleva en sí misma la presencia viva de Jesús: quien la encuentra a Ella,  lo encuentra a El. Quien busca a El lo encuentra fácilmente si confía en Ella.
María es una sola cosa con Jesús y este es propiamente su secreto. La presencia de Jesús-Niño en el vientre de la Virgen se prolonga después del nacimiento, con la presencia en Ella del Espíritu, de su capacidad de acoger y custodiar toda palabra y todo gesto del Hijo y, después de la Pascua, de su participación a las primeras Eucaristías celebradas por los apóstoles.

La caridad paciente, la humildad gozosa y la pureza de corazón de María, no son mérito de su esfuerzo personal, sino fruto de su comunión íntima e indisoluble con Jesús: su amor por nosotros es participación al infinito amor de Jesús por nosotros, su humildad es conformación a la humildad de Jesús, su pureza es la irradiación de la presencia de Dios en ella, una presencia que la invade y la posee. Por esto María es también llena de gozo hasta desbordar: Ella es la Casa del Dios-con-nosotros! Ser la Casa de Dios entre los hombres: He aquí lo que espera Dios de su Iglesia y de cada una de nosotras! Ser en el mundo la presencia viva de María es también lo que don Bosco deseaba de las Hijas de María Auxiliadora. Don Rua, precisando este deseo del Fundador, amaba repetir: «Ustedes deben llegar a ser su imagen. Ella Auxiliadora del pueblo cristiano; ustedes, sus Hijas, prepárense a hacerse auxiliadoras de las almas en camino hacia el Paraíso».

La misma María nos indica el camino: hacer de Jesús Eucaristía el centro y el todo de nuestra vida, aprender de El, propio como ha hecho Ella, la caridad paciente, la humildad gozosa y la pureza de corazón. El mismo Jesús lo ha prometido, cuando ha dicho a los suyos: “Quien me come, vivirá por mi” (Jn 6,57). Como religiosas tenemos la suerte de podernos alimentar cada día en la mesa de su cuerpo y de su palabra. Este privilegio, muchas veces, peligra de hacerse fácilmente un hábito. El artículo 40 de las Constituciones nos invita claramente a participar con fe y amor a la Eucaristía cotidiana y a recordar que sólo de Jesús Eucaristía podemos aprender el secreto de un auténtico encuentro con el prójimo. Cojamos el tiempo, en esta jornada, para verificar nuestro modo de participar en la Eucaristía y de renovar nuestra fe y abandono en El.


“Tengan fe en Jesús Sacramentado y en María Auxiliadora y verán –nos asegura don Bosco--  lo que son los milagros”.

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